¿Estamos usando bien el plástico en Odontología?
El crecimiento del uso de los productos plásticos durante los últimos años ha sido exponencial y desmesurado, y particularmente ni en el sector médico ni o de reflexión crítica acerca de su uso, amparándose en sus ventajas y propiedades.
- Alex Garcia Ballesté
- * Profesor del Departamento de Odontología Integrada. Universitat Internacional de Catalunya, Barcelona, España.
- Joan Basilio Monné
- Jefe del Departamento de Odontología Integrada. Universitat Internacional de Catalunya. Barcelona, España.
- Michel Zabalza Cerdeiriña
- Profesor responsable del Área de Salud Pública del Departamento de Ciencias Básicas. Universitat Internacional de Catalunya. Barcelona, España.
RESUMEN El crecimiento del uso de los productos plásticos durante los últimos 50 años ha sido exponencial y desmesurado. Los productos plásticos provocan un grave problema ambiental debido a su proceso de manufactura, a la gestión final del residuo, y a su lenta degradación en microplasticos. En plena batalla a nivel mundial contra su uso indiscriminado por el grave problema ambiental y de salud pública que provocan; la odontología y sus profesionales tienen la responsabilidad de no quedar al margen por la increíble cantidad de residuos de este tipo que generan con su práctica diaria. Se pretende dar a conocer el alcance del problema y cuantificar cómo y cuánto influimos en él los profesionales de la salud y en concreto los odontólogos; así como reflexionar acerca del por qué de la importancia de moderar su uso y fomentar su reciclaje. Palabras clave. Plástico, microplástico, salud pública, odontología, reciclaje.
ABSTRACT The increase in the use of plastic products during the last 50 years has been exponential and excessive. Plastic products cause a serious environmental problem due to its manufacturing process, final management of the waste, and due to its slow degradation in microplastics. Immersed in a worldwide battle against indiscriminate use due to the serious environmental and public health problem that they cause, dentistry and its professionals have the responsibility of not being apart, due to the incredible amount of this waste generated after their daily practice. It is intended to show the scope of the problem and quantify how and how much health professionals influence on it, specially dentists; as well as discuss about the importance in moderating its use and encourage its recycling. Key words. Plastic, microplastic, public health, dentistry, recicling. |
INTRODUCCIÓN
El crecimiento del uso de los productos plásticos durante los últimos años ha sido exponencial y desmesurado1, y particularmente ni en el sector médico ni o de reflexión crítica acerca de su uso, amparándose en sus ventajas y propiedades.
Se propone al lector el siguiente ejercicio de investigación en su próxima visita al dentista: averiguar cuánto plástico se utiliza con él y qué pasa después con ese plástico.
Es posible que tras averiguarlo, el lector se muestre negativamente sorprendido con la cantidad de plástico que se utiliza con un paciente, y que después acaba en una papelera debajo del lavamanos con otro tipo de residuos. Como mínimo, se habrá utilizado un set de exploración envuelto en un sobre sellado con un film de 1 gramo polietileno (PET) y polipropileno cast (CPP); cuyo contenido se habrá depositado en una bandeja de 14,5 gramos de polietileno; se le habrá aspirado saliva con una cánula de 3 gramos de cloruro de polivinilo; se le habrá colocado un babero tapizado con 1 gramo de polietileno; y se habrá aclarado la boca en un vaso de 200 mL y 2,8 gramos de polipropileno. Todo este material se desechará sin separarse de otros materiales cuando el paciente salga, y se colocará de nuevo para recibir al siguiente paciente.
La sorpresa realmente negativa vendrá cuando piense que la clínica dónde ha ido trata de media unos 15 pacientes al día, durante 5 días a la semana; y que hay otras 604 clínicas dentales sólo en Barcelona ciudad, lo que hace que los 22,3 gramos utilizados con él, sean 202,03 kilogramos para los todos los pacientes del día en Barcelona, 1 tonelada para los de la semana, 4 para los del mes y 48.489,12 toneladas para los del año.
En plena batalla a nivel mundial contra el uso indiscriminado de plásticos de un sólo uso por el problema ambiental que generan2, la Odontología y sus profesionales tienen la responsabilidad de no quedar al margen, por la enorme cantidad de desechos plásticos que generan. Se pretende dar a conocer el alcance del problema, y cuantificar cuánto y cómo influimos en él los profesionales de la salud y en concreto los odontólogos.
EL POR QUÉ DEL USO DEL PLÁSTICO EN SANIDAD Y ODONTOLOGÍA
Pese a existir estudios que los presentan como un material nocivo3-5 y ciertos componentes como los ftalatos o el bisfenol A lo son, la principal ventaja y razón del uso de plásticos en la Medicina y Odontología es su coste relativamente bajo en comparación con el vidrio y otros materiales metálicos. Como resultado de ello, al ser más rentable utilizar un producto plástico, aunque sea de un solo uso, que productos que necesitan ser esterilizados para su reutilización, su uso particular y su aplicación en sanidad crece de manera exponencial6,7.
Sabemos que un producto plástico es un material que está formado, por lo general, por polímeros que cuentan con una masa molecular alta, que incorporan otras sustancias para mejorar la apariencia, maleabilidad o la función. Por ello pueden ser pre-esterilizados y moldeados en infinidad de configuraciones que serían difíciles o imposibles de duplicar con el vidrio y los metales.
Se deben resaltar también las siguientes propiedades fundamentales tanto para los profesionales como para los pacientes: 1) Estabilidad química, o capacidad de mantener su composición química y sus propiedades al ponerse en contacto con variedad de sólidos o líquidos. 2) Compatibilidad en contacto con la piel, sangre u otros fluidos. 3) Claridad y transparencia, que permiten la continua monitorización y visualización del flujo y nivel de líquidos. 4) Flexibilidad y bajo peso.
Amparados en las anteriores ventajas, tanto en sanidad como en Odontología nos convertimos desde su sintetización en 1950 en grandes consumidores de plástico. Se han aceptado tanto sus ventajas que en general se han descuidado otros aspectos. Por ejemplo se ha investigado tanto en adhesión que hemos pasado de sistemas de 2 frascos a sistemas de grabado total de un frasco; sin embargo la mayoría no reconocerían el plástico que forma el frasco de adhesivo, ni si es reciclable tras su uso.
LA GESTIÓN FINAL DEL PLÁSTICO, ¿RECICLAR ES LA SOLUCIÓN?
En general en el sector odontológico se ha reflexionado poco o nada sobre la gestión final de este residuo, que en muchas ocasiones hará el mismo recorrido que un plástico de uso particular. Hay que ser cuidadosos y justificar esta afirmación, pero reciclar tal y como lo entendemos no parece la solución al problema global de los plásticos. Para ello debemos conocer el ciclo final de nuestro plástico y su gestión.
En España la empresa encargada de gestionar los residuos es Ecoembes, gracias a sus 95 plantas de selección de envases en España. Es importante remarcar la palabra selección, puesto que en dichas plantas no se recicla nada. En estas plantas se seleccionan y separan los envases ligeros en tres fracciones: metales (acero y aluminio), plásticos (PET, PEAD, films y otras mezclas) y bricks. Este proceso se realiza mediante distintos métodos como son la inspección visual, el separado por densidad, por peso o con electroimán. Así, se agruparán los distintos residuos y se prensarán para formar balas de plástico. De acuerdo a los datos de 2018 que facilita Ecoembes, se seleccionaron 1.453.122 toneladas en toda España8.
A partir de ahí, el plástico se subasta y se vende a otras empresas y plantas de tratado para ahí sí, ser reciclado. Sólo una parte de las empresas que compran este plástico son empresas nacionales y como ellas no hay tantas para absorber el millón y medio de toneladas.
Además, el proceso de selección no es muy efectivo, y el producto resultante tras el seleccionado no tiene las cualidades necesarias por contener una alta cantidad de residuos. Según datos del Gremio de Recuperadores de Catalunya, en cada bala que llega a un reciclador hay entre un 30% y un 40% de material que no sirve9.
El resto de las toneladas se subastan, se venden y se exportan; y cuando el residuo pasa a convertirse en un producto, seguirle la pista es prácticamente imposible. Ecoembes defiende que los envases recogidos se subastan principalmente a empresas españolas pero reconoce que también trabaja con operadores extranjeros.
El país que compró el resto de miles de toneladas de residuos plásticos fue principalmente China, aunque también otros como India o Hong Kong, compraban el plástico que EEUU, Europa y Oceanía generaban y no podían absorber. La patronal española de las industrias del plástico, Cicloplast, aporta únicamente los datos de 2017. Cifran las toneladas plásticas recogidas en España en 1.308.000 toneladas, y reconocen que cerca de 300.000 se exportaba a China (un 43%), Hong Kong (22%), Malasia y Vietnam (10% cada uno) y a 76 países más del sudeste asiático10. Según datos del instituto de estadística de la ONU (UN Comtrade Database) y Greenpeace, en 2016 España fue el sexto país de la UE que más residuos plásticos exportó hacia Asia11, enviando 300.000 toneladas tal y como apuntaba Cicloplast. Bajo esta formula la gestión del plástico se mantenía equilibrada, hecho que cambió a principios del año 2018. Tras crecer económicamente, a China se le imponen cada vez mayores aranceles a las exportaciones e importaciones, así como se le exigen mayores controles medioambientales en sus fabricas y a nivel laboral en relación a las condiciones de sus trabajadores. Al mismo tiempo, se sigue destacando la mala calidad del producto. Y finalmente, en cuanto a la comercialización de las balas de pellets plásticos, existía un vacío legislativo internacional y en muchos casos también nacional que también se modifica. Cualquier producto destinado al comercio tenía libre comercio, sin tener en consideración la utilidad o consecuencias de ese comercio. Había un vacío legal a la hora de regular en qué condiciones unos materiales se podían o no exportar.
Hasta hace poco el plástico no era considerado un residuo y de este modo China atraía cualquier tipo de plástico que se le pudiera enviar. Ante ellos, China se dedicaba a separarlos, reciclaba los plásticos que podía y el resto los acumulaba como podía, hasta que la administración china se dio cuenta de que el volumen de lo que no podían reciclar era excesivo. Esta cantidad ingente de residuos plásticos no reutilizables ni reciclables, estaban mezclados de una forma inseparable o tan contaminados que era imposible reciclarlos, y se incineraban o acumulaban en vertederos improvisados12,13 que los llevaban a ríos y mares; lo que debido a su inexorable degradación en microplasticos provoca que sea ingerido por peces y afecte ya al ser humano que luego lo consume14. Así, se ha normalizado la incineración indiscriminada de residuos plásticos no reciclables en países asiáticos, con el consiguiente problema ambiental y de salud pública que supone los tóxicos derivados15,16.
Por estos dos motivos, en el Convenio de Basilea enero de 2018, China anuncia que no comprará más plástico a EEUU, Europa y Oceanía. Por los mismos motivos, en junio de 2019, año y medio más tarde que China, Malasia anuncia que cierra las puertas al plástico del primer mundo, excusándose en su mala calidad y en no querer ser el vertedero del primer mundo. Al veto de estos dos países se le suma el endurecimiento del Convenio de Basilea.
El Convenio de Basilea es un Acuerdo Multilateral sobre Medio Ambiente (AMUMA) por medio del cual 170 países dentro del sistema de Naciones Unidas convinieron proteger el medio ambiente y la salud humana de los efectos nocivos provocados por la generación, manejo, movimientos transfronterizos y eliminación de desechos peligrosos17. Este constata ahora que el comercio incontrolado de residuos plásticos causa un grave problema ambiental en los países en desarrollo, y endurece el vacío legal en relación a su comerciabilidad, que consideraba estos residuos como material reciclable.
Al descender las exportaciones y al empezar a acumular toneladas de plásticos embalados en nuestros puertos que nuestras empresas e infraestructuras no pueden absorber y no podemos vender, hemos cambiado nuestra estrategia hacia prohibir la utilización de los plásticos, especialmente de los de un solo uso.
EL OTRO PROBLEMA AMBIENTAL DEL PLÁSTICO
Menos conocido pero igual de grave es el problema ambiental consecuencia de la manufactura de los plásticos. Este proceso de manufactura requiere una elevada cantidad de energía, gran parte de la cual deriva de la quema de combustibles fósiles, que generan una importante emisión de carbono a la atmósfera, contribuyendo así al cambio climático y a la polución del aire. Algunos expertos18 ponen cifras y afirman que si la tendencia actual continua, en 30 años el 20% del consumo de combustibles fósiles y el 15% de emisiones de carbono estarán asociadas a la producción de plásticos.
LA PARADOJA DEL PLÁSTICO EN SANIDAD
Es importante reflexionar que, pese a sus excelentes propiedades y ventajas, este plástico se usará en el caso del odontólogo entre 10 y 90 minutos, según la duración de los tratamientos dentales. Pasado este tiempo se tirará ya que no podrá ser usado con otro paciente por motivos de higiene y seguridad y en la mayoría de casos se mezclará con otros tipos de residuos en la papelera común.
Esto crea una triste yuxtaposición, en la que contribuimos al problema ambiental, de salud pública y de gestión de residuos plásticos; mientras prestamos un servicio de salud a nuestros pacientes.
Desgraciadamente en odontología normalizamos el hecho de utilizar cerca de 20 gramos de plástico por paciente para posteriormente tirarlo tras pocos minutos a la misma papelera que contiene el resto de residuos.
A fin de concretar y exponer algunos ejemplos, se describirán los principales productos desechables de plástico que se usan con cada paciente, y que ocupan la mayor parte de la papelera al finalizar la jornada. Todos los datos técnicos y peso de los componentes han sido obtenidos tras consultar las fichas técnicas de los productos de uno de los mayores distribuidores de material odontológico (Proclinic). Prácticamente se podrían describir los 55.000 productos referenciados en su catálogo y veríamos plástico en la mayoría de ellos, ya sea en su embalaje o en su composición.
Bolsas para esterilización
El instrumental básico como sondas de exploración, espejos, pinzas y otros; se introduce individualmente o en grupos en estas bolsas planas (imagen 1), que se sellan con calor o tiras adhesivas. Estas bolsas constan de dos partes, una de papel médico que contiene referencias e indicadores químicos de seguridad, y otra de una lámina plástica de PET y CPP, o polipropileno cast. El CPP tiene muy buenas propiedades ópticas con un alto brillo y excelentes prestaciones de sellado térmico. Además, tiene una alta resistencia al calor, propiedades barrera y es algo flexible. Por eso resulta ideal en aplicaciones de esterilización. Además, el CPP puede ser reciclado. Están disponibles en varias medidas (6 x 10 cm., 9 x 25 cm., 14 x 26 cm., 30 x 45 cm., etc) siendo el peso de la lámina plástica de 1 gramo para las bolsas de 9 x 25 cm., que son las más usadas.
Podríamos considerar que la vida útil de estas bolsas es corta, y aunque tanto el papel como el PET se pueden reciclar, no hay costumbre de separar sus dos componentes y colocarlos en recipientes para su reciclado. Bandejas de instrumental desechables:
Los sillones dentales tienen por norma general un brazo articulado regulable que acaba en una bandeja o repisa. En ella se suele colocar el instrumental de exploración o el que se necesite de modo más rápido y accesible.
Es frecuente colocar encima de la bandeja del brazo del sillón, otra bandeja de plástico desechable con distintos apartados y marcas para separar y colocar el instrumental a utilizar (imagen 2). Grabado en su su reverso encontraremos el símbolo que obliga a desechar el material tras un uso. Estas bandejas son de PET y las medidas de las más utilizadas son 400 x 300 x 110 mm., pesando así 14,5 gr. Aunque no se utilizan en todas las clínicas, sí se utilizan en un alto porcentaje de ellas y se utilizan durante el tiempo que el paciente está en el sillón recibiendo tratamiento, por lo que su vida útil es corta.
Tras su uso, no suelen contener residuos biológicos importantes y aunque el PET se puede reciclar, no hay costumbre colocarlas en recipientes para su reciclado.
Cánulas de aspiración de líquidos
Las cánulas de aspiración para eyección de líquidos, principalmente agua, saliva, sangre y otros residuos sólidos; consisten en un tubo de, por lo general, 6,5 mm. de diámetro y de 12,5 a 15 cm. De longitud (imagen 3).
Están compuestas de PVC y su peso sin el hilo metálico cincado o cobreado que le da rigidez es de 3 gramos. Estas cánulas se utilizan durante el tiempo que el paciente está en el sillón recibiendo tratamiento, por lo que su vida útil es corta. Por estar conectada a un motor de aspiración, en la mayoría de casos no quedan residuos en su interior al acabar el tratamiento; y en caso de que así fuera, las normas y rutinas a seguir después de cada tratamiento recomiendan una aspiración de agua con cánula durante 20 segundos para evitar obstrucciones, lo que hace que al retirarlas no contengan residuos líquidos ni sólidos. No obstante, en especialidades como la Cirugía o Implantología sí contienen residuos importantes.
Aunque el PVC se puede reciclar y el hilo metálico interior se puede separar, no hay costumbre colocarlas en recipientes para su reciclado.
Baberos de plástico
Los baberos de plástico y papel son la protección que se coloca en el pecho del paciente para evitar que salpicaduras de agua, saliva o sangre vayan a su piel o ropa. En la mayoría de casos sus medidas son de 45 x 33 cm, y están compuestas por dos capas de papel y una de plástico PET laminado de 1 gramo de peso (imagen 4).
Aunque en varias ocasiones no llegan a ensuciarse ni mojarse, su vida útil es corta pues no se reutilizan para otros pacientes y se desechan sin separar sus partes en la papelera junto con otros residuos.
Existen también otras versiones directamente de PET sin material absorbente (imagen 5).
Vasos de plástico
Son el residuo más voluminoso y más notable de los anteriores. Consiste en un vaso con un volumen de 200 mL y un peso de 2,8 gramos de PP (imagen 6). No tienen ninguna diferencia o característica especial que los haga distintos de los vasos de plástico que se pueden comprar en cualquier supermercado. Al igual que los baberos y las cánulas de aspiración, se colocan con cada paciente de forma automática. Si bien es cierto que en la mayoría de casos los pacientes sí desean aclararse la boca antes o después del tratamiento, también lo es que tras el tratamiento no contienen gran cantidad de residuos físicos o biológicos.
Agujas de anestesia
Las agujas de anestesia se presentan de forma individual y pre- esterilizadas, y gracias a su embalaje son seguras y fáciles de usar. Consisten en una aguja biselada de acero inoxidable con un cono de PP dentro de un capuchón divisible también de PP (imagen 7). El peso del PP es de 0,18 gramos para el cono, de 0,4 gramos para el capuchón y de 0,8 gramos para el protector. Una vez retirado el envoltorio plástico, las agujas se enroscan en las jeringas mediante el cono plástico y tras su utilización, deben depositarse en contenedores amarillos de seguridad. No es necesario, ni por medidas de seguridad ni por necesidad, tirar el envoltorio en el contenedor amarillo; ya que las agujas se pueden retirar con seguridad sin necesidad de volver a ser montadas en el envoltorio mediante un pequeño hueco en la obertura de los contenedores.
Así, aunque la mayor parte de las partes plásticas de las agujas se puede retirar con seguridad y no tiene ningún tipo de residuo, no se suelen separar para su reciclaje.
CONCLUSIONES
Es evidente que tras los metales, el plástico es el material más utilizado en sanidad, y sabemos que por su bajo coste es rentable e higiénico, utilizarlo una sola vez y desecharlo. Conocemos los motivos del uso del plástico en sanidad, no obstante, debemos empezar a tomar conciencia de la gran cantidad de ellos que utilizamos y no reciclamos ya que el plástico causa un problema ambiental y de salud pública desde su manufactura inicial a su gestión final.
Debido a su lenta descomposición, el plástico supone un problema de salud pública con gran impacto medioambiental. Los plásticos representan el 80% de la basura marina encontrada en océanos, basura que acaba siendo ingerida por peces y otras especies marinas para acabar en nuestro organismo. El 1% de estos plásticos son cepillos de dientes.
Nuestra sociedad ha normalizado la cultura del usar y tirar sin hacer ninguna reflexión pausada en términos de ecología y sostenibilidad. Es urgente que los profesionales del ámbito sanitario reflexionemos e intentemos corregir la tendencia actual sobre el crecimiento exponencial del uso del plástico, especialmente del de un solo uso. Más cuando ya las autoridades políticas han empezado a reaccionar, después de que el Parlamento Europeo haya acordado la prohibición de plásticos de un sólo uso para el año 2021.
No hay estudios con cifras exactas del uso del plástico y del plástico de un solo uso en Odontología o Medicina. Un buen inicio sería catalogar todos los productos plásticos utilizados para evaluar si en ellos es necesaria la presencia de plástico y seguidamente considerar cual de ellos son de un solo uso y cuales deberían seguir siendo de un solo uso en un futuro.
Del mismo modo que instrumental y material plástico ha sido diseñado recientemente sustituyendo a sus mismas versiones en madera o metal. Mientras hay casos donde el uso de un producto plástico de un solo uso está más que justificado, algunos productos han sido rediseñados recientemente para ser realizados en plástico, remplazando modelos que antes se esterilizaban y utilizaban repetidamente. En Odontología lo vemos por ejemplo en cubetas de impresión, cuñas interdentales o freseros; y en Medicina lo vemos en depresores linguales de plástico
Deberíamos debatir cuáles de estas nuevas versiones plásticas nos aportan alguna ventaja clínica a nosotros o a nuestro pacientes más allá del menor coste económico. En otro distribuidor de material dental consultado (DVD Dental), tenemos disponibles 3000 vasos de plástico por 27,80€ y también 2000 vasos de cartón que se pueden reciclar por 32,95€. Siendo así, el vaso de plástico sale a 0,0092€ la unidad en frente a los 0,016€ del vaso de cartón. Pese a que la industria nos lleva a consumir el vaso de plástico, debemos valorar si el esfuerzo es asumible y plantear cambiar ciertos materiales y hábitos.
En los últimos años se ha trabajado para hacer la Odontología más sostenible con medidas como la digitalización de radiografías o la sustitución de la amalgama19,20. El siguiente material a evaluar debería ser el plástico aun siendo evidente que hay razones para utilizar los plásticos de un solo uso en sanidad. Sin embargo también es evidente que alternativas a ellos.
Del mismo modo, aun sabiendo que reciclar no es la solución óptima, debemos empezar a separar los desechos plásticos que sean reciclables, que no supongan un riesgo de contagio y que por legislación puedan reciclarse.
En conclusión, la Odontología no puede ser ajeno a este problema de salud pública. Hay un gran desconocimiento en el sector21 sobre el mal uso y gestión del plástico, siendo por lo general incapaces de reconocer los distintos tipos de plástico que hay, y cuáles son reciclables y cuales no.
Tanto profesionales, como colegios de odontólogos, organizaciones e instituciones deberían involucrarse en la gestión del plástico a través de la difusión, educación, divulgación y promoción de medidas transformadoras del día a día de nuestra consulta pensando también en generaciones futuras, a las que deberíamos formar para ser parte de la solución al problema global del plástico.
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