La ciencia debe ser siempre la consecuencia de la generosidad
Este año, el Premio Santa Apolonia ha querido reconocer la actividad a lo largo de toda una vida del Dr. Juan Manuel Seoane Lestón, mientras que el “Premio al Dentista del Año” reconoce los desvelos profesionales del Dr. Fernando Autrán, sin lugar a dudas, dos personalidades diferentes, hasta antagónicas, pero unidas por unos objetivos personales muy similares: la divulgación de la profesión y la ciencia, la excelencia clínica y el compromiso con la formación de todos los compañeros.
Decía Beethoven, siendo quien era, que el único símbolo de superioridad que conocía en otros seres humanos era la bondad, escrita con mayúsculas e interpretada como una cualidad que deberíamos añadir a todas nuestras actividades cotidianas. Estos dos profesionales, hoy premiados, hace años que supieron unir la generosidad, la empatía con los pacientes y el compromiso profesional a la bondad, porque solo así se explica que cientos de profesionales que hoy de nuevo se sienten sus alumnos, tengan la sensación de que este premio también es para ellos.
Las campañas de prevención del cáncer oral, dirigidas por el Dr. Juan Seoane, o la búsqueda de la estética imposible que ya desde hace años persigue el Dr. Autrán, son un fiel reflejo no solo de su prolífica actividad profesional, sino del compromiso que han contraído con una profesión que, de manera obligatoria, hemos de respetar y dignificar entre todos.
Declaraba el Papa Francisco que todas las cosas pueden estar en venta menos la dignidad y, por eso, la dignidad no solo consiste en recibir un premio sino, sobre todo, merecerlo.
Somos muchos los profesionales que hoy hemos querido reconocer en estos dos grandes los valores que realmente superan a la clínica, la ciencia o la investigación y que, gracias a su ejemplo, marcan un camino que nuestra profesión, por su bien, nunca deberá de abandonar.