Nadie puede negar que, en la actualidad, existe entre los profesionales más jóvenes, un alto nivel de insatisfacción profesional, cuyas causas son muy heterogéneas pero que, en general, responden a una clara distorsión preconcebida de la profesión de odontólog@ en nuestro país.

Las redes sociales, la publicidad engañosa, la competencia desleal y la visión ególatra de algún influencer exhibicionista, en ocasiones los aturden y los alejan de la realidad clínica diaria que es la que, con numerosos avatares, nos ha permitido consolidar su proyección actual.

En cualquiera que sea el ámbito social y profesional, el “dichoso talento”, parece ser el único valor que el ser humano pone a disposición de los demás, infravalorando la lealtad, el compromiso, la generosidad y la compasión, virtudes que muchos profesionales de la Odontología ponen al servicio de sus pacientes todos los días, como medio eficaz de consolidar el compromiso ético con sus pacientes.

En este número de RCOE, el Dr. Mariano Hernández, nos regala un excelente trabajo sobre las emergencias médicas en las clínicas de Odontología que nos recuerda, una vez más, que seguimos siendo los médicos de los dientes, reivindicando así nuestro papel fundamental en la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos.

Quizás por eso, y para que no nos sintamos defraudados con nuestra actividad diaria, deberíamos recordar que nuestra profesión está indisolublemente unida a la medicina y, por lo tanto, a la compasión. Para Henri Nouwen, la compasión nos exige que seamos débiles con los débiles, vulnerables con los vulnerables e impotentes con los impotentes, porque la compasión significa mostrar a nuestros pacientes la mejor versión del ser humano.