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EDITORIAL
RCOE 2018; 23(3): 79
No hay otro camino que la formación
E char la culpa a los demás es una tarea muy fácil y, en muchas ocasiones, no es más que una forma de no reconocer los propios errores. Esta habitual forma de actuar, se produce porque nuestro cerebro intenta desvincularse de los problemas, utilizando este ancestral mecanismo defensivo.
Al respecto Bernard Shaw decía que “la gente está siempre culpando a sus circunstancias por lo que son. Yo no creo en las circunstancias. La gente que progresa en éste mundo es la gente que se levanta y busca las circunstancias que quiere, y, si no puede encontrarlas, las inventa.”
Durante estos últimos años, en nuestra profesión es verdad que se han producido determinadas circuns- tancias que han favorecido su crisis social y económica: la plétora profesional, las multimarca, la publicidad engañosa y denigrante, los inversionistas, etcétera. Sin embargo, una gran parte de estas circunstancias se han debido a la deficiente planificación de la propia profesión, es decir, no haber previsto con antelación lo que en otros países se estaba produciendo quince años antes.
Una profesión sin trabajo o empleo puede llegar a tener futuro, sin embargo una profesión sin formación, esta condenada al fracaso más absoluto. Hace unos días, un grupo de compañeros cruzamos los datos de los profesionales que este año han acudido a eventos científicos, es decir, congresos nacionales, cursos de colegios profesionales, cursos de formación privados y de empresas del sector, etcétera. Y, aunque no se trataba de un trabajo científico en toda regla, sus conclusiones no pueden ser mas alarmantes: más de 21.000 profesionales de los 35.000 que integran actualmente nuestra profesión, no han acudido o no han sido registrados en ninguna actividad científica.
Una cifra impresentable para un colectivo que necesita actualizarse por la gran innovación tecnológica y científica de la profesión. De manera sorprendente son los profesionales más jóvenes los que menos tiempo invierten en esta formación continuada, lo que exige una profunda reflexión sobre las diferencias existentes entre creer que se sabe y el auténtico conocimiento profesional.
No podemos terminar este editorial de RCOE sin felicitar al hasta ahora Director de Comunicación del Consejo General D. Antonio M. Serrano Rubio, por su nuevo destino profesional, del que todos nos sentimos orgullosos. Hemos podido compartir estos años desde la revista RCOE con un perio-
dista eficiente, intuitivo y leal cuyo trabajo ha permitido mejorar las publicaciones del Consejo.
Estamos convencidos de que su educación, su sonrisa y sus cualidades humanas ya han dejado para siempre un hueco en los despachos de este Consejo.
José María Suárez Quintanilla
Director de RCOE
RCOE, Vol. 23, No. 3, septiembre 2018