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FIGURAS 4-6. Planificación del Tac para la inserción de implantes en ambos sectores posteriores. Podemos observar la gran reabsorción de ambas zonas así como la presencia de la inflamación de la mem- brana de Schneider residual más marcada en el seno izquierdo. Esta condición nos inclina más hacia la elevación transcrestal en lugar de elevación de seno convencional, además de por ser una técnica menos invasiva para el paciente.
La altura media previa residual fue de 4,67 mm (±1,57) y la altura media final tras la carga de los implantes fue de 7,18 mm (±0,79), siendo la diferencia entre ambas medias (3,02 mm ±0,46) estadísticamente significativas (t-student muestras relacionadas, p=0,001).
El tiempo de seguimiento medio fue de 3,5 años (±0,8). La media de la pérdida ósea mesial fue de 0,11 mm (±0,27) y la media de la pérdida ósea distal fue de 0,66 mm (±0,62). No se registró ningún fracaso durante el tiempo de segui- miento, por lo que la supervivencia de los implantes fue del 100%. No se registraron complicaciones quirúrgicas ni protésicas durante el tiempo de seguimiento.
En las Figuras 2-13 mostramos uno de los casos incluidos en el estudio.
DISCUSIÓN
El uso de implantes cortos y extra-cortos en lugar de implantes de longitud “convencional” y elevación de seno lateral es hoy en día una técnica de elección, debi- do principalmente a que los implantes cortos y extra- cortos presentan mejor supervivencia, menos pérdida ósea crestal y menos complicaciones biológicas asocia- das a la cirugía32-33. Cuando los implantes cortos y extra- cortos se utilizan en conjunción con elevación de seno transcrestal, se reduce la ganancia en altura necesaria para la inserción del implante, debido a que presentan una menor longitud y, por ello, se precisa un menor volumen de injerto y de levantamiento de la mem- brana de Schneider, lo que hace que se genere menor número de complicaciones biológicas o fracasos de los procedimientos quirúrgicos llevados a cabo9,14,34,35. La estabilidad a largo plazo de estos procedimientos, que incluyen a la elevación de seno transcrestal y los implantes cortos y extracortos, tienen una superviven- cia muy similar a la que se produce en los implantes largos y en la elevación convencional19-20.
El injerto autólogo en la elevación de seno fue uno de los primeros materiales empleados, obteniéndose buen resultado debido a su potencial osteoinductivo y osteo- conductivo36,37. Posteriormente, la recomendación, sobre todo cuando existe poco hueso residual y un gran volu- men a lograr con la elevación de seno, ha sido la mezcla de biomaterial y hueso autólogo19,20. De este modo se minimiza el volumen óseo que se necesita para la eleva- ción de seno y se reduce la morbilidad en el paciente. El fresado a bajas revoluciones31 permite recolectar hueso autólogo obtenido del propio fresado sin tener que realizar cirugías accesorias. La mezcla de este hueso con PRGF-Endoret añade factores de crecimiento al hueso autólogo, lo que facilita su integración además de pro- porcionarle la adhesividad de la fibrina, lo que hace que el injerto sea más estable y con mejor manipulación a la hora de ser insertado en el seno a través del neoalveolo38.
FIGURA 7. Inserción de los implantes y carga inmediata del implante extra-corto con elevación transcrestal del segundo cuadrante. Esto es posible por la densidad del hueso de esa zona y la estabilidad primaria del implante, además de por encontrarse ferulizado a otro implante.
Implantes extracortos (5,5 y 6,5 mm) insertados mediante elevación de seno transcrestal con injerto particulado obtenido del fresado combinado con PRGF-Endoret. Estudio retrospectivo. Eduardo Anitua. et al.
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