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Odontología conservadora
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resultados desde hace más de 20 años. En primer lugar se empezó a utilizar en apicectomías con obturación retro- grada2. En las indicaciones quirúrgicas Setzer y cols. des- criben las diferencias en el éxito de tres técnicas de ciru- gía endodóntica18,19 y Tsesis et al.20 presentan una revisión sistemática actualizada en 2013 y también confirman una diferencia estadísticamente significativa en el porcentaje de éxito de los procedimientos asistidos por microscopio y endoscopio comparado con las lupas.
En los procedimientos endodónticos no quirúrgicos se empezó a usar el microscopio óptico para mejorar la cali- dad de los mismos y sobre todo para localizar variaciones anatómicas que pudieran llevar al fracaso de los tratamien- tos realizados. Lo que se observó es que se mejoraban los diagnósticos y que los procedimientos presentaban una mayor durabilidad y calidad, siendo menos agresivos y con mejores requisitos estéticos2.
Además, los autores observaron que el microscopio ope- ratorio permitía trabajar de una manera adecuada, con la espalda recta, proporcionando a su vez una buena visibi- lidad gracias a la iluminación directa. En este sentido cabe recalcar que la iluminación producida por el microscopio es de dos a tres veces superior a la ofrecida por las lámpa- ras frontales21.
Existen numerosos estudios que demuestran una gran variabilidad en la prevalencia en cuanto a la presencia del conducto mesio-palatino. Hess evaluó el número de conductos en 513 primeros u segundos molares superio- res extraídos y encontró que el 54% de ellos presentaban cuatro conductos22. Pineda y Kuttler hallaron cuatro con- ductos en el 51,5% de los primeros y segundos molares superiores combinados23. Weine et al. examinaron 293 pri- meros molares superiores extraídos en población japone- sa y encontraron que el 68% de los molares presentaban más de un canal en la raíz mesio-vestibular24 y Guo et al mostraron que la clasificación de Vertucci más común era el tipo IV (2-2, 41,9%), tipo I (1, 28,3%) y tipo II (2-1, 26,3%)25. En el estudio realizado por Sempira y Hartwell21 se demos- tró que el uso del microscopio óptico aumentaba la habi- lidad del clínico para localizar el conducto mesio-palatino. En primer lugar usaron únicamente la sonda de explora- ción endodóntica y el espejo en 39 dientes (primeros y segundos molares superiores), localizando el 51% de los cuartos conductos. Posteriormente volvieron a evaluar estos mismos molares con el microscopio operatorio den- tal, aumentando el porcentaje de localización en un 82%. Los resultados de Lynne et al. demostraron que el uso combinado del microscopio incrementaba la habilidad del clínico en la localización del conducto mesiopalatino26. El estudio realizado por Yoshioka, Kobayashi y Suda tam- bién demostró la utilidad del microscopio27. Mostraron que era más fácil detectar los conductos con microscopio que a simple vista o con lupas de magnificación.
El microscopio óptico trabaja con luz directa, otorgando
una visión en tres dimensiones que permite trabajar en el campo operatorio sin perder la sensación de profundidad. Gracias a esto, se observan dos hechos muy importan- tes para la localización del conducto mesio-palatino. En primer lugar se localizan surcos en el suelo de la cámara pulpar que sirven como mapa para la localización de los conductos. En segundo lugar, existe una diferencia de coloración entre la dentina del suelo de la cámara pulpar alrededor de los orificios de entrada de los conductos28. Esto hace a su vez que las aperturas sean más conservado- ras y que el trabajo sea más sencillo en caso de anatomías complejas.
ConClUsIones
1. El uso del microscopio operatorio dental junto con un buen conocimiento de la anatomía del sistema de con- ductos radicular aumenta el porcentaje de localización del conducto mesiopalatino en el primer molar superior, redu- ciendo el porcentaje de fracaso de estos procedimientos endodónticos.
2. El uso del CBCT es el método más eficaz para determi- nar la morfología interna del diente con malformaciones y para identificar la presencia de segundos conductos mesiovestibuares en el primer molar superior. La informa- ción obtenida sobre la anatomía del diente y la morfología del conducto antes del tratamiento podría potencialmen- te facilitar la terapia endodóntica.
BIBlIogrAFíA
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RCOE, Vol. 22, No. 4, diciembre 2017