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FIGURA 1. Vista frontal del diente intruido, con exposición del ápice a través de la tabla vestibular.
plicaciones. Siguiendo este protocolo, se deben realizar controles clínicos a la semana y a las 6-8 semanas, clínico y radiográfico a las 3-4 semanas, 6 meses y un año, y posteriormente cada año hasta la exfoliación del diente temporal1.
Los diferentes estudios señalan una prevalencia de apa- rición de secuelas en los sucesores permanentes tras un traumatismo en dientes primarios que varía del 7,9 al 74%3. La severidad de estas secuelas va a depender de varios factores, incluyendo la edad del niño cuando se produjo el accidente, el nivel de reabsorción radicular del diente que recibió el traumatismo, el tipo de trauma- tismo sufrido y el estadio de desarrollo del diente perma- nente en el momento del traumatismo. La avulsión y la
FIGURA 2. Vista oclusal del diente intruido en la que se observa el pólipo a nivel gingival.
intrusión de los dientes primarios son los accidentes que más se asocian con la aparición de secuelas3.
Las posibles secuelas pueden afectar tanto a la corona como a la raíz del diente permanente. A nivel coronal incluyen hipoplasia del esmalte, dilaceraciones de la corona y aparición de coloración amarilla o marrón. A nivel radicular pueden aparecer duplicación y dilace- raciones parciales o totales. Además, es posible que se altere el proceso eruptivo, apareciendo retenciones o malformaciones del diente permanente3,4. Se han des- crito incluso casos de fusión dentaria en dientes perma- nentes tras luxaciones intrusivas y subluxaciones10. La gravedad de las complicaciones depende sobre todo del estado de desarrollo del diente permanente, y de la
FIGURA 3. Radiografía panorámica de la paciente.
Luxación intrusiva de un incisivo central superior temporal con perforación de la tabla vestibular. Presentación de caso clínico. Concepción Lacalle Muñoz de Cuerva. et al. - 119 -