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mayor ausencia de dientes (Tablas 23, 24, 25) y, por tanto, en términos relativos, el grado de afectación es mayor.
En resumen, la afectación periodontal tiene una alta pre- valencia pero una baja severidad. Estos datos indican cla- ramente la necesidad de potenciar una mejor higiene oral entre la población, ya que buena parte de esta patología es susceptible de mejora a través de medidas de higiene y procedimientos asistenciales sencillos.
Pérdida de inserción
A diferencia del IPC que mide patología inflamatoria presen- te (por tanto, con necesidad de tratamiento), la pérdida de inserción solo cuantifica los milímetros de sujeción que ha perdido el complejo diente-periodonto, con o sin patología inflamatoria. La pérdida de inserción se puede producir en ausencia de enfermedad periodontal por causas de trauma oclusal o de técnicas inadecuadas de cepillado dental, o como consecuencia de enfermedad pasada y/o tratada. Dicho esto, los valores de pérdida de inserción que presenta la población adulta son moderados-altos (moderados en 35-44 y altos en 65-74 años; Tablas 26, 27), y se mantienen estables desde que se tienen registros (año 2000).
Estado y necesidad de prótesis
35‐44 años
En este grupo de edad van disminuyendo claramente los portadores de prótesis (cualquiera, fija o removible) con pequeñas pero constantes diferencias de encuesta en encuesta: 20.4% en 2005 frente a 15.9% en 2020. La próte- sis que más terreno pierde es la removible y gana la prótesis sobre implantes, sobre todo la fija que pasa de un 0.2% en 2005 a un 11.9-14.8% en 2020 según sea inferior o superior. El porcentaje de población que necesitaría colocarse algún tipo de prótesis dental es alta, 59.4%, se mantiene estable desde la última encuesta pero disminuye claramente desde 2005 cuando era del 72.2% (Tablas 33, 34, 35).
65‐74 años
En estas edades, los portadores de cualquier tipo de pró- tesis se mantienen estables pero disminuyen claramente los portadores de prótesis completas, del 15.6% en 2005, al 8.7% en 2015 y 6.6% en 2020. Por el contrario, se disparan los portadores de prótesis sobre implantes, fija y removible, del 1.1% en 2005 al 13.4% en 2020. En términos totales, lle- van más prótesis en la arcada superior que en la inferior. El porcentaje de población que necesitaría colocarse algún tipo de prótesis dental es también alto, 42.7%, se mantiene también estable desde la última encuesta pero disminuye claramente desde 2005 cuando era del 65.2%. Lo que más disminuye es la necesidad de prótesis completa: del 7.9% en la anterior encuesta al 1.2% actual (Tablas 33, 34, 35).
En resumen, la prótesis removible pierde presencia en favor de otro tipo de prótesis fija o sobre implantes oseointegra- dos. Esta realidad puede ser el resultado de una combinación de factores: una evidente menor pérdida de dientes, unos tramos edéntulos menores, el efecto generacional de una población con más educación sanitaria, mejores recursos y con mayor acceso a recursos asistenciales (el incremento notable de la red de clínicas dentales en las últimas décadas), y los avances de la Odontología que ofrecen soluciones más parecidas a los dientes naturales que la prótesis removible.
Maloclusiones
Las cifras de maloclusiones se mantienen estables para todas las edades pero disminuyen claramente los portado- res de dispositivos de ortodoncia en los de 15 años: bajan del 17.8% en 2015 al 12.6% actual (diferencia estadísticamente significativa). La maloclusión moderada o severa, que nor- malmente necesita tratamiento corrector, se mantiene estable a lo largo de los años y en todas las edades, y está en torno al 15% de la población (Tabla 40).
Fluorosis dental
La prevalencia es similar a la de la última encuesta pero significativamente menor que la de 2005: 8.1% actual frente al 14.6% de entonces (diferencia estadísticamen- te significativa). La afectación es ligera o muy ligera; los niveles de fluorosis moderada o intensa son práctica- mente inexistentes (Tabla 42). Es difícil hacer una valo- ración de estos cambios ya que las fuentes de ingesta de flúor para la población española nunca han sido altas salvo zonas geográficas muy concretas, y la fluoruración artificial de las aguas de bebida —en retroceso desde 2004— no ha sobrepasado nunca el 11% de la pobla- ción en el momento de su mayor expansión, en la déca- da de 1990. Entonces se concentraba principalmente en el País Vasco (78% de su población) y en mucha menor medida en cuatro comunidades más: Andalucía, cuatro localidades (retirada por decreto en 2009); Cataluña, tres localidades (retirada desde 2004); Extremadura, solo Badajoz; y Murcia, dos localidades (en el año 2012 esta- ba interrumpido) [22].
Articulación témporo-mandibular (ATm)
35‐44 y 65‐74 años
Los signos y síntomas de alteración de la ATM han dis- minuido significativamente en los adultos jóvenes respecto de la encuesta anterior, el 21.4% frente a 30.2%, diferencia estadísticamente significativa, y vuelve a los niveles del año 2000. Entre los adultos mayores se man- tiene igual (Tabla 44). Se sigue dando la misma pauta que en encuestas anteriores: esta patología afecta más
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Encuesta de Salud Oral en España 2020: Bravo Pérez M et al.