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                                CIRUGÍA BUCAL
 y el compromiso de estructuras vecinas. Sin embargo, su disponibilidad y elevado costo hace que su uso sea aún limitado2,8.
La localización más frecuente de los linfangiomas es a nivel de la región de cuello y axila recibiendo el nombre de Higroma Quístico. En cavidad bucal tiene predilección por dorso de la lengua, ocasionando en algunos casos macroglosia. En menor proporción se manifiesta en zonas del paladar, mucosa vestibular, encías y labio, siendo esta la segunda localización más frecuente produciendo macroquilia. El diagnóstico diferencial incluye el quiste branquial, quiste tirogloso, laringocele, masa tiroidea, lipoma, malformaciones vasculares; hemangioma, cuan- do la lesión posee un componente capilar significati- vo; lesiones versículo-ampollares, cuando son lesiones superficiales, y mucoceles, cuando se presenta en boca y son lesiones pequeñas. En cuanto a la etnia la mayor inci- dencia se presenta en la raza blanca y no presentan predi- lección por sexo. Desde el punto de vista histopatológico los vasos proliferativos del linfangioma son de pared fina y están revestidos por células endoteliales redondeadas. Sus luces contienen un coágulo proteináceo eosinófilo con algunos eritrocitos y leucocitos9 .
El diagnóstico es fundamentalmente clínico y de confir- mación histopatológica. Un método diagnóstico para linfagiomas es la técnica de la inmunohistoquimica CD31, que permite detectar mediante anticuerpos el receptor 3 del factor de crecimiento del endotelio vas- cular, el cual está presente en mayor proporción en los vasos linfáticos. El marcador endotelial CD31 es una fuente fidedigna para la identificación de células endo- teliales linfáticas. Este marcador no es específico para vasos linfáticos, existen otros marcadores más específi- cos como D2-40 y podoplanin10.
En cuanto al tratamiento, para algunos autores, el dre- naje simple es sinónimo de recidiva, y las sustancias esclerosantes funcionan solo en masas quísticas muy pequeñas y con loculación interior, por lo que sin lugar a dudas la resección quirúrgica de este tipo de tumoraciones constituye el tratamiento definitivo, como fue el caso de nuestra paciente. Otra alternativa de tratamiento es la resección quirúrgica video asis- tida, mediante abordaje de mínima invasión, repor- tándose adecuada exposición para la disección, que es segura y factible, con un buen efecto cosmético. Las complicaciones quirúrgicas más frecuentes repor- tadas son: infección, hemorragia, hematoma, seroma y lesión a nervios de la región. En nuestro caso, hubo rechazo de la seda con que se ligaron los vasos11,12. Sin embargo, la cirugía de tumores extensos no es siempre exitosa. Se ha propuesto traqueotomía pro- longada, terapia láser y resección parcial. Se ha repor- tado que la cirugía temprana puede reducir la duración
de la traqueotomía y mejorar los resultados. Por otro lado, la disección de cuello puede bloquear tanto los drenajes linfáticos como los venosos, e incrementar la obstrucción de las vías aéreas. Por tanto, deben eva- luarse cuidadosamente los riesgos y beneficios de la cirugía de los linfagiomas. La edad, los síntomas y la extensión de la enfermedad constituyen importantes factores diagnósticos. El porcentaje de recidiva tras la intervención quirúrgica de los linfagiomas extensos es variable, con valores de hasta el 80%13.
Otros autores sugieren una conducta expectante para las malformaciones linfáticas asintomáticas, pero la mayoría concuerda en que se requiere algún tipo de tratamiento, ya que en su evolución pueden aumen- tar de tamaño y comprimir órganos vecinos, producir deformaciones óseas o cosméticas, o sufrir infección o sangrado en su interior. A su vez, el tratamiento quirúrgico no está exento de complicaciones y es fre- cuente la recurrencia de la lesión (10-53%) e incluso existe una mortalidad de 2-6%.
El uso de dos agentes esclerosantes, la bleomicina y el OK-432, han ganado popularidad mundial en el tratamiento de estas lesiones, debido a su elevada eficacia terapéutica y mínimos efectos adversos. En un estudio donde se utilizó la inyección de bleomici- na intralesional, se reportó la reducción completa en el 47% de los casos, con reducción parcial en más del 50%, con morbilidad del 42.9%14,15.
Algunos hacen referencia al uso de la radioterapia (con peligro de transformación maligna, que debe ser evitada), crioterapia, cauterización, escleroterapia (isodine, tetraciclina, etanol, ciclofosfamida, etcétera). Además la administración de corticoides, interferón, embolización, ligadura, vaporización con láser de dióxido de carbono, radiofrecuencia, uso de solución salina hipertónica, individual o combinado con la cirugía, así como los resultados definitivos dependen en gran parte de la localización del tumor y el tipo histológico. Las masas macro quísticas presentan mejor respuesta a la infiltración de sustancias esclero- santes, siendo las micro quísticas las que tienen peor respuesta. De cualquier modo, no existen protocolos reconocidos para establecer la actitud terapéutica en este tipo de lesiones10,16.
En los últimos años existen avances a nivel molecu- lar. Varios factores de crecimiento, como prox1, el factor de crecimiento endotelial vascular C (VEGFC) y su receptor VEGFR-3 son esenciales para el desarro- llo del tejido linfático y probablemente estén impli- cados en la formación de los linfangiomas. Por tanto, la investigación se orienta hacia los tratamientos antiangiogénesis y a la modulación de los factores de crecimiento16.
 RCOE, Vol. 24, No. 2, junio 2019 - 49 -
























































































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