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MULTIDISCIPLINAR
tiempo, se sigue destacando la mala calidad del pro- ducto. Y finalmente, en cuanto a la comercialización de las balas de pellets plásticos, existía un vacío legislativo internacional y en muchos casos también nacional que también se modifica. Cualquier producto destinado al comercio tenía libre comercio, sin tener en considera- ción la utilidad o consecuencias de ese comercio. Había un vacío legal a la hora de regular en qué condiciones unos materiales se podían o no exportar.
Hasta hace poco el plástico no era considerado un residuo y de este modo China atraía cualquier tipo de plástico que se le pudiera enviar. Ante ellos, China se dedicaba a separarlos, reciclaba los plásticos que podía y el resto los acumulaba como podía, hasta que la administración china se dio cuenta de que el volumen de lo que no podían reciclar era excesivo. Esta cantidad ingente de residuos plásticos no reutilizables ni reci- clables, estaban mezclados de una forma inseparable o tan contaminados que era imposible reciclarlos, y se incineraban o acumulaban en vertederos improvisa- dos12,13 que los llevaban a ríos y mares; lo que debido a su inexorable degradación en microplasticos provoca que sea ingerido por peces y afecte ya al ser humano que luego lo consume14. Así, se ha normalizado la incineración indiscriminada de residuos plásticos no reciclables en países asiáticos, con el consiguiente problema ambiental y de salud pública que supone los tóxicos derivados15,16.
Por estos dos motivos, en el Convenio de Basilea enero de 2018, China anuncia que no comprará más plástico a EEUU, Europa y Oceanía. Por los mismos motivos, en junio de 2019, año y medio más tarde que China, Malasia anuncia que cierra las puertas al plástico del primer mundo, excusándose en su mala calidad y en no querer ser el vertedero del primer mundo. Al veto de estos dos países se le suma el endurecimiento del Convenio de Basilea.
El Convenio de Basilea es un Acuerdo Multilateral sobre Medio Ambiente (AMUMA) por medio del cual 170 paí- ses dentro del sistema de Naciones Unidas convinieron proteger el medio ambiente y la salud humana de los efectos nocivos provocados por la generación, manejo, movimientos transfronterizos y eliminación de dese- chos peligrosos17. Este constata ahora que el comercio incontrolado de residuos plásticos causa un grave pro- blema ambiental en los países en desarrollo, y endurece el vacío legal en relación a su comerciabilidad, que con- sideraba estos residuos como material reciclable.
Al descender las exportaciones y al empezar a acumular toneladas de plásticos embalados en nuestros puertos que nuestras empresas e infraestructuras no pueden absorber y no podemos vender, hemos cambiado nues- tra estrategia hacia prohibir la utilización de los plásti- cos, especialmente de los de un solo uso.
EL OTRO PROBLEMA
AMBIENTAL DEL PLÁSTICO
Menos conocido pero igual de grave es el problema ambiental consecuencia de la manufactura de los plásti- cos. Este proceso de manufactura requiere una elevada cantidad de energía, gran parte de la cual deriva de la quema de combustibles fósiles, que generan una impor- tante emisión de carbono a la atmósfera, contribuyendo así al cambio climático y a la polución del aire. Algunos expertos18 ponen cifras y afirman que si la tendencia actual continua, en 30 años el 20% del consumo de combustibles fósiles y el 15% de emisiones de carbono estarán asociadas a la producción de plásticos.
LA PARADOJA DEL PLÁSTICO EN SANIDAD
Es importante reflexionar que, pese a sus excelentes propiedades y ventajas, este plástico se usará en el caso del odontólogo entre 10 y 90 minutos, según la duración de los tratamientos dentales. Pasado este tiempo se tirará ya que no podrá ser usado con otro paciente por motivos de higiene y seguridad y en la mayoría de casos se mezclará con otros tipos de residuos en la papelera común.
Esto crea una triste yuxtaposición, en la que contri- buimos al problema ambiental, de salud pública y de gestión de residuos plásticos; mientras prestamos un servicio de salud a nuestros pacientes. Desgraciadamente en odontología normalizamos el hecho de utilizar cerca de 20 gramos de plástico por paciente para posteriormente tirarlo tras pocos minutos a la misma papelera que contiene el resto de residuos. A fin de concretar y exponer algunos ejemplos, se describirán los principales productos desechables de plástico que se usan con cada paciente, y que ocupan la mayor parte de la papelera al finalizar la jornada. Todos los datos técnicos y peso de los componentes han sido obtenidos tras consultar las fichas técnicas de los pro- ductos de uno de los mayores distribuidores de material odontológico (Proclinic). Prácticamente se podrían des- cribir los 55.000 productos referenciados en su catálogo y veríamos plástico en la mayoría de ellos, ya sea en su embalaje o en su composición.
Bolsas para esterilización
El instrumental básico como sondas de exploración, espejos, pinzas y otros; se introduce individualmente o en grupos en estas bolsas planas (imagen 1), que se sellan con calor o tiras adhesivas. Estas bolsas constan de dos partes, una de papel médico que contiene referen- cias e indicadores químicos de seguridad, y otra de una lámina plástica de PET y CPP, o polipropileno cast. El CPP tiene muy buenas propiedades ópticas con un alto brillo y excelentes prestaciones de sellado térmico. Además, tiene una alta resistencia al calor, propiedades barrera y
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